Esquizofrenia

La esquizofrenia es una enfermedad mental grave que afecta algunas funciones cerebrales tales como el pensamiento, la percepción, las emociones y la conducta. Estas enfermedades se caracterizan por alteraciones de la personalidad, alucinaciones y pérdida del contacto con la realidad.

La esquizofrenia es una enfermedad que presenta muchos y variados síntomas pero ninguno es específico de ella, sino que también pueden estar presentes en otros trastornos mentales. Además, los síntomas en su mayor parte son subjetivos, es decir, sólo el paciente los experimenta, con lo cual no pueden ser comprobados.

Los síntomas más característicos de la enfermedad son:

Delirios: ideas erróneas de las que el paciente está convencido. Por ejemplo, creer que todo el mundo está contra él.

Alucinaciones: percibir algo que no existe. Por ejemplo, oír voces o ver objetos que no están.

Trastornos del pensamiento: el lenguaje del paciente se hace incomprensible y se altera la fluidez.

Alteración de la sensación sobre sí mismo: la persona siente que su cuerpo está cambiando, se ve a sí mismo diferente.

Deterioro de las emociones: la afectividad se va empobreciendo. Puede llegar a la ausencia de sentimientos. Los pacientes son inexpresivos y se comportan con frialdad hacia los demás.

Aislamiento: los pacientes se encierran en sí mismos y en su mundo interior. 

 

La esquizofrenia afecta aproximadamente a un 1% de las personas durante su vida independientemente del sexo, raza y clase social.

Tanto hombres como mujeres corren riesgo de desarrollar esquizofrenia. La diferencia es que los síntomas tienden a aparecer a una edad más temprana en los hombres que en las mujeres.

Se inicia casi siempre entre los 15 y los 30 años en los hombres y entre los 25 y los 35 años en las mujeres; y suele aparecer con más frecuencia en los hombres.

 

Actualmente la esquizofrenia se trata fundamentalmente con determinados medicamentos, denominados neurolépticos o antipsicóticos, que tienen la capacidad de corregir desequilibrios de los neurotransmisores.

Se diferencian dos tipos de antipsicóticos: los clásicos (como la clorpromazina o el haloperidol) y otros más recientes que se llaman neurolépticos atípicos (clozapina, risperidona, olanzapina, ziprasidona o quetiapina). Estos últimos tienen la ventaja de producir menos efectos secundarios.

En casos muy concretos como la escasa respuesta al tratamiento con medicamentos, con grave riesgo de suicidio o agresión, en el subtipo de esquizofrenia catatónica puede estar indicado el tratamiento con electroshock. 

La terapia psicosocial está destinada a que el paciente esté ocupado y activo.

También la rehabilitación del paciente es importante, y la educación familiar.

 

Consecuencias de la esquizofrenia en la salud, familia y sociedad.

1-    Deterioro cognitivo.

2-    Aislamiento.

3-    Suicidio.

4-    Hábitos tóxicos.

5-    Déficits de habilidades.

6-     Consecuencias al mundo laboral.

7-    Impacto sobre las familias y los cuidadores

8-    Coste económico.

 Pilar Ossorio - 2º BCT