Es un trastorno de la articulación de los fonemas. Se trata de una incapacidad para pronunciar correctamente ciertos fonemas o grupos de fonemas.
Las dislalias pueden ser de varios tipos:
1. Fisiológicas: Son debidas a la inmadurez de los órganos del habla cuando los niños todavía son pequeños, por lo que todos pasan por una fase de dislexia, que debe preocupar a los padres si
continúa después de los 4 años de edad, porque entonces podría estar motivada por causas orgánicas.
2. Audiógenas: Están asociadas a un defecto en la audición que impide al niño adquirir la facultad de expresarse con normalidad (si su percepción auditiva es defectuosa, también lo será su
pronunciación), y dificulta su aprendizaje en la escuela.
3. Funcionales: Se trata de un defecto de la articulación del lenguaje originado por un funcionamiento anormal de los órganos periféricos del habla. Los fonemas que se omiten, sustituyen o
deforman con mayor frecuencia son: r, s, z, l, k y ch. Este tipo de dislalia es el más común, y los afectados no tienen ningún defecto orgánico que la provoque. Entre otras causas, las dislalias
funcionales pueden ser debidas a una educación insuficiente o un entorno familiar o social poco favorable para el niño (bajo nivel cultural y económico, desinterés de los padres...). Aunque en
ocasiones este tipo de dislalia desparece espontáneamente cuando el niño crece, es preciso intervenir para corregirla si persiste después de los cuatro años, para evitar las posibles
consecuencias negativas que podría tener sobre el desarrollo cognitivo y las relaciones sociales del menor.
4. Orgánicas: También conocidas como disglosias, se dice que son orgánicas cuando los fallos en la pronunciación están asociados a ciertos defectos de los órganos que intervienen en el habla. Se
clasifican en función de la zona defectuosa: Labiales, Linguales, Dentales, Palatinas, Nasales, Mandibulares.
Población a la que afecta: tienen una prevalencia cercana al 5-8% en pre-escolares y un 4% en escolares. La prevalencia de la dislalia fue del 36%, la media de edad de la población se ubicó en 6.23 años con un DS de 0.908 años; el sexo de mayor prevalencia fue el femenino con un 52% y el sexo masculino con un 48%; el 67% fueron de estudiantes cuyos padres tienen una instrucción educativa primaria; el 23% secundaria, el 5% superior y con igual porcentaje padres que no tienen Instrucción educativa
Los niños que padecen de dislalia sufren una serie de consecuencias:
El mejor tratamiento siempre es la prevención con la intervención precoz de un logopeda. Aunque el pronóstico depende del tipo de trastorno y su causa, normalmente el habla puede
mejorar con una terapia adecuada. Esta se suele basar en la realización de ejercicios para perfeccionar la musculatura utilizada en la producción de sonidos. Así, se intenta que mejoren la
articulación de las palabras, la utilización de la respiración, el ritmo en la pronunciación, la expresión... Normalmente, se le plantean al niño en forma de juegos, para que le sea más sencillo
y ameno adquirir estas nuevas habilidades. Para que la terapia sea eficaz es importante que los padres se impliquen y ayuden al niño también en su propio hogar.
En ocasiones, cuando el problema tiene un origen físico, será necesario realizar un procedimiento médico. Consulta con tu pediatra o médico de cabecera para encontrar la causa y poder pautar el
tratamiento más adecuado.
Como conclusión puede señalarse que la dislalia es una enfermedad que está a la orden del día, pero que al aparecer en la niñez, es más fácil buscar una solución para esta a través de un logopeda. La cuestión es darse cuenta a tiempo.
Puede encontrarse más información en:
http://www.webconsultas.com/mente-y-emociones/logopedia/las-dislalias
http://dspace.ucuenca.edu.ec/bitstream/123456789/3794/1/TECF13.pdf
http://ubueduca.blogspot.com.es/2010/12/consecuencias-de-la-dislalia.html
Beatriz Cruz - 2º BHS