Autismo infantil

El autismo infantil es una psicosis que aparece en los primeros años de la vida caracterizada por un desarrollo emocional, social y lingüístico anormal del niño.

Los síntomas son muy diversos y podemos distinguir entre indicadores precoces y tardíos. Los indicadores precoces son: no balbucean ninguna palabra al año de edad, no señalan ningún objeto hasta el año de edad, no responden a su nombre, no pronuncian palabras hasta los 16 meses, o frases de dos o más palabras hasta aproximadamente los dos años de edad, no establecen un contacto visual correcto, alinean de manera excesiva los juguetes y objetos, no muestran receptividad social. 

Indicadores tardíos; no tienen interés por hacer amigos, no son capaces de empezar ni de mantener una conversación, son poco imaginativos a la hora de jugar, utilizan un lenguaje repetitivo, tienen unas rutinas marcadas y si algo hace romperlas de angustian, muestran un apego excesivo a determinados objetos.

Hemos pasado de identificar un caso de autismo por cada 2.500 niños hace veinticinco años, a aceptar que los problemas afectan a uno de cada 80-100 niños, entendiendo que estas cifras actuales incluyen todo el espectro; abarcando los casos más leves y de alto funcionamiento. A pesar de que existen numerosas razones para justificar este “aumento” por una más precisa identificación (con criterios diagnósticos más cercanos a la realidad; sofisticadas estrategias epidemiológicas; formación de profesionales; mejora de los registros digitalizados; mayor concienciación social y familiar, necesidad de contar con un diagnóstico de autismo para acceder a determinados servicios, etc.), ciertos autores sostienen que hay, además, un aumento real por otras causas (como podrían ser factores tóxicos, migratorios o porque algunas personas con trastorno de Asperger están accediendo a empleos que les permiten establecer una familia - algo que no era posible con anterioridad al desarrollo de empresas de nuevas tecnologías donde sus competencias fuesen valoradas). Además se ha detectado históricamente un predominio de casos masculinos sobre los femeninos: se encuentra una media de distribución del sexo en los trastornos autistas de 1 mujer por cada 4 varones.

Para los padres aceptar que su hijo tiene autismo no es nada fácil. Al principio los padre  disfrutan   de un niño que todo el mundo considera que se desarrolla como los demás. Pero van apareciendo los síntomas de autismo poco a poco y los padres tienen que asegurarse si sus hijos tiene o no autismo, es quizás la etapa mas difícil ya que los padres  tienen la esperanza de que su hijo no tenga dicha enfermedad. Por lo tanto los padres debes ser dicho lo antes posible si su hijo posee o no esta enfermedad. Los síntomas de estos niños desconciertan la mayoría de las veces ya que no solo no se desarrollan igual  que los demás niños sino que no muestran su afectividad hacia los  padres. Muchos de estos padres piensas que sus hijos no les quieren y se sienten culpables. A demás como es una enfermedad que no muestra claros signos a los padres le suele coger por sorpresa y eso hace que lo lleven peor, los padres la mayoría de las veces no pueden aceptar esta enfermedad.

No existen medicamentos que puedan curar los TEA ni tratar los síntomas principales. Sin embargo, existen medicamentos que pueden ayudar a algunas personas que tienen un TEA a funcionar mejor. Por ejemplo, algunos medicamentos pueden ayudar a controlar los altos niveles de energía, la incapacidad para concentrarse, la depresión o las convulsiones.

Es posible que los medicamentos no afecten a todos los niños de la misma manera. Es importante trabajar con un profesional de atención médica que tenga experiencia en el tratamiento de niños con TEA. Los padres y profesionales de atención médica deben vigilar de cerca el progreso y las reacciones del niño mientras toma los medicamentos para asegurarse de que cualquier efecto secundario del tratamiento no supere los beneficios.

En conclusión es una enfermedad que afecta a más varones que mujeres y sus síntomas van apareciendo poco apoco y son confusos por lo que a los padres le cogen por sorpresa la mayoría de las veces, además no tiene tratamiento. Los padres con hijos así deben tomarse la enfermedad con calma y pensar que su hijo es igual  de maravilloso que el resto o incluso más.

Marta Corominas - 2º BHS